¿SOMOS
REALMENTE LIBRES?
EN MI FORMA DE SER,
¿QUÉ RECIBO DE OTRAS Y OTROS?
Parte
de lo que somos lo hemos recibido de otras personas: nuestro nombre lo
recibimos de nuestros padres, las costumbres que se practicamos de nuestra
propia familia y sociedad porque interactuamos con ellas. Del mismo modo, el
Estado nos asigna una nacionalidad por haber nacido dentro de su territorio. Es
más, mucho de lo que queremos hacer y lograr está dado por aquello que
valoramos de nuestra cultura o por aquello que los medios de comunicación nos
presentan como deseable. En ese sentido, el entorno que nos rodea es
fundamental para desarrollar nuestra propia manera de ser. Nuestras prácticas
cotidianas, nuestra manera de hablar, de vestir, de pensar e incluso de sentir,
están marcadas por formas de vida que nos resultan deseables y que, además,
permiten cierto bienestar. Pero no siempre coinciden nuestras preferencias con
las aspiraciones de las personas que nos son más cercanas o, en ocasiones, con
lo que la sociedad en su conjunto espera de nosotras o nosotros.
Por ejemplo,
para muchas personas en nuestra sociedad lo más útil y práctico es contar con
una profesión, que le asegure un trabajo e ingresos más o menos estables que se
vayan incrementando en el tiempo, en lugar de realizar un arte o seguir una
“meta” poco real que sea el inicio de una vida de carencias y dificultades
económicas.
Pero
¿por qué se considera que las ciencias o las matemáticas pueden proporcionar
más dinero que el arte o las letras? En otro extremo, ¿por qué se cree que
vivir del arte es mejor que dedicarse a estudiar otros temas?
En
nuestro entorno, encontramos diversos estilos de vida y vamos incorporando a
nuestra forma de ser aquellos que predominan en él. El primer agente
socializador que lo trasmite es la familia, a través de sus creencias y
valores. En segundo término, todas las instituciones educativas y finalmente
los demás entes socializadores como son tu comunidad y los medios de
comunicación. En ese proceso de contextualización, es importante considerar
que, si algunas creencias, valores e ideas se imponen con mayor facilidad en
perjuicio de otras, nos encontramos con una situación de HEGEMONÍA CULTURAL (Es la supremacía de concepciones de un grupo frente a otro,
haciendo entender que dichas ideas son naturales e inevitables). Esto
no es bueno ni malo en sí mismo: debemos ser conscientes de dicha hegemonía
para valorar aquellas dimensiones de nuestra vida que podrían estar siendo
marginadas.
¿PODEMOS SER LIBRES?
Libertad
es la facultad o capacidad del ser humano de actuar según sus valores,
criterios, razón y voluntad. Esto se resumen en la capacidad individual de
tomar decisiones por sí misma o sí mismo. Sin embargo, a veces, sin darnos
cuenta, podemos ser esclavas o esclavos de esas decisiones. Por ejemplo, eso
sucede cuando elevamos a necesidades simples deseos. Es el caso de adquirir
ropa por el simple hecho de estar “a la moda”. Como nos damos cuenta, nuestra
libertad pareciera estar determinada socialmente.
Entonces,
¿podemos ser libres frente a una sociedad que tiende a decirnos lo que debemos
valorar? Sí. Podemos serlo cuando entendemos que la libertad implica actuar
racionalmente, con prudencia, entendiendo que nuestras decisiones, por pequeñas
que sean, pueden mejorar o empeorar nuestra convivencia y afectar o no los
derechos de las personas.
Muchas
veces no es fácil tomar una decisión. Por ello, la verdadera libertad se
expresa cuando tenemos en consideración diferentes puntos de vista al tomar
decisiones. Cuando ejercemos nuestra libertad analizando diferentes puntos de
vista y establecemos argumentos que justifican nuestras decisiones, entonces
actuamos con convicción: por un sentido propio de deber. A este tipo de libertad
le llamamos autonomía.
Por ejemplo, Si nosotros elegimos
una carrera profesional o artística que a nuestros padres no les agrada ¿Expresaríamos
nuestra libertad si decidimos continuar o si optamos por hacerles caso y
cambiar a una que a ellos les guste?
Si somos
verdaderamente libre, le preguntaremos a nuestros padres cuáles son sus
razones, luego les presentaremos las nuestras. De esta forma, predominará
la comprensión y no la obediencia, sea cual fuere la decisión final. Lo que queremos no se defiende únicamente apelando a
nuestros gustos. Somos personas que vamos descubriendo nuestras características
y cualidades personales indagando, explorando y dialogando.
Cuando
nos veamos tentados a encerrarnos en nosotras mismos, siempre será mejor procurar
apertura, especialmente hacia personas de nuestra confianza. Esa es la mejor
forma de actuar con libertad.
¿EL USO DE NUESTRA
LIBERTAD GENERA PROBLEMAS?
En algunas ocasiones, en el ejercicio de su libertad, las personas
pueden inadvertidamente contribuir al establecimiento de situaciones de
inequidad o a impedir que otras las superen. Esto pasa, por ejemplo, con el mal
uso de los asientos reservados en el transporte público. Los pasajeros de un
servicio de transporte tenemos derecho a sentarnos, siempre que haya asientos
libres y que esos asientos no sean asientos reservados. ¿Cuántas veces hemos
visto que alguien ejerce mal su libertad e impide utilizar un asiento reservado
a una persona que lo necesita? Esa es una escena que se repite muchas veces en
el Perú.
De hecho, en nuestro país, a pesar de los avances, la desigualdad afecta
todavía mucho a nuestra sociedad. Cada vez que viajamos en un autobús, encontramos
que para las personas discapacitadas o de la tercera edad es difícil subir:
siempre necesitan del apoyo de alguien con buena disposición. Ahora bien,
imaginen que en su barrio hubiese personas mayores o discapacitadas que siempre
necesitaran recibir ayuda para subir al bus. Para solucionar esta situación,
¿bastaría enfrentar dicho problema con iniciativas individuales? ¿O sería mejor
buscar que los buses cuenten con rampas o accesos que faciliten la entrada y
desplazamiento de esas personas?
¿QUÉ ES EL
LIBERTINAJE?
La libertad es un derecho y un valor que es acompañado con el respeto y
la responsabilidad. Todos tienen la libertad de actuar, pensar y decir lo que
uno quiere siempre y cuando no afecte a los otros porque sería imposible
distinguir dónde termina y empieza la libertad del
otro.
Libertinaje es una actitud
de abuso
de la libertad dada en que el sujeto no asume las consecuencias de sus propios actos.
La diferencia entre libertad y libertinaje radica
en que en libertad existe el respeto por los
otros además de
asumir las consecuencias que conllevan los actos y palabras ejercidos en
libertad.
El libertinaje es usar y abusar de la libertad sin tener en cuenta a los demás ni
a las consecuencias provocadas asociadas generalmente, pero no solo, a los valores
éticos y morales de cada sociedad.
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